Todos los adultos creemos saber hacer una definición de lo que es el amor, de cómo lo sentimos y que significa para nosotros.
Pero cuando le preguntas a un niño "me quieres?", se queda confuso y con cara de "qué manía tienen los a dultos por querer constatar con palabras algo que no las necesita".
Los niños no entienden ni necesitan tantas palabras que los hagan bajar de su magia y los obligue a pensar en algo que solo sienten.
Los niños llegan y viven cargados intensamente de amor...
El enamoramiento nos deja sin palabras...esa es la explosión interna constante de un niño, algo a lo que no le pone palabras y que lo hace moverse todo el día en pura exitación.
Somos los adultos con nuestro "yo inferior" deteriorado los que necesitamos saber tantas cosas sobre los sentimientos propios y los de los demás, y por ello hacemos estas preguntas sin sentido a nuestros hijos , ¿me quieres? ¿quién me quiere a miiiiiii? ¿a quien quieres más?
Nuestros hijos crecen, aprenden de lo que les rodea y terminan haciendo las mismas preguntas que les hacemos.... preguntas que ponen en duda si siempre seremos queridos, preguntas que delatan la posibilidad de tal vez no ser querido.
Cuando a un niño le dices.....¡te quiero! yo me lo imagino como Mafalda pensando.... y cuando me tengas, que vas a hacer conmigo?
Porque ese es el orden lógico de un niño....
Cuando lo abrazas sintiendo cuánto lo quieres...el niño ama con todo SU SER.
