Y está claro que hay que tratar algunos acontecimientos de la evolución de la vida como un tremendo éxito tal y como llegan, lo cual en la llegada del recién nacido a veces es un problema, porque si nunca has sido madre o padre, eso hace difícil que reconozcas con claridad que estás teniendo éxito en algo diferente a lo que tanto imaginaste cómo tendría que ser.
Entonces un día decidiste que para triunfar ibas a encaminarte al éxito poniendo tu conducta más positiva, desoyendo el pesimismo, haciéndote cieg@ ante las exageradas experiencias puntuales contadas por los otros y creyendo también..."que no será para tanto" porque tu ilusión es más fuerte que todo eso que te cuentan.
Muchos, sin haberlo vivido jamás, creen saber reconocer y cómo se trata con gratitud al éxito de la maternidad/paternidad.
Y es que la vida te fue haciendo crecer con "tus metas", y te sabes quizás con experiencia y seguridad para tratar con gratitud el éxito de tu trabajo porque has trabajado mucho para alcanzarlo. Pero el encuentro con la responsabilidad de ser padres puede sorprendernos cuando descubrimos el "trabajo" de atarnos a un recién nacido y dejar que el recién nacido se ate con éxito a nosotros.
En definitiva, sabemos trabajar y entregarnos a nuestro brutal ritmo de vida y a nuestro jefe con más normalidad, que entregarnos a los ritmos improvisados del nuevo ser...nuestro hijo.
Alba mira por la ventana, no llueve...solo hace viento y todo parece haberse puesto en su contra.
Hemos hecho un silencio en la conversación, el bebé ha parado de llorar... duerme sobre ella y se escucha ese ronroneo respiratorio que Adrián regala a su madre.
A Alba le sudan las manos, ha querido recibirme vestida, pero no le dio tiempo...ahora en su vida nada tiene un orden, según ella.
Llegaron a casa ayer, aún no hace 24 h. desde que volvieron al nido que ella dejó tan bien preparado. Aún no hace 68 h. desde que nació su bebé.
Jose, el papá, camina de un lado para el otro, creo que no sabe bien cual será el momento adecuado para alejarse un poco y terminar de contestar esos correos que se van acumulando, Jose es autónomo...se siente dividido.
Ahora Alba me mira de nuevo y dice una frase suelta que tiene mucho sentido,
"Jamás pensé que en tan poco tiempo pudiera cambiarme tanto la vida...."
Alba sigue hablando tras secarse sus ojos húmedos...
"Tengo miedo de ser quien soy ahora...el niño no quiere otra cosa que estar sobre mi, me han dicho que no lo coja cada vez que me llame...leí también que me necesita tanto como cuando estaba dentro del útero, pero ahora no se si darme permiso para hacer siempre lo que siento o si debo seguir haciendo lo que siempre creímos lo más razonable".
Para Alba no es un éxito el nuevo orden de su casa, las noches a medio dormir, el reclamo de su hijo al que no entiende...como ella entendía las cosas.
Vivimos en un mundo social lleno de resistencias a hacer lo que instintivamente nos pide al alma y aceptar con amor ese éxito de ser reclamado constantemente y desordenados por nuestros hijos.
Estos cachorros humanos sin saber que pudieran hacer otra cosa más que vivir como un cachorro humano dependiente, están armados de estrategias innatas para que con el tiempo sus padres aprendan a calmarse, a ir más lento, a hacer por fin menos cosas en más tiempo que durante el resto de su vida vivida, oírlo llorar con sabia escucha, multiplicarse, llorar con él, nacer juntos, ver su nueva forma "temporal con fecha de caducidad demasiado corta" como una forma de vivir con éxito.
Darle el cuerpo hasta que esté preparado para otro ambiente que no seas tu, regalarle todo ese tiempo que necesite, alejarse de los mitos y ser mas tu que nunca... es el éxito.
Hijo mio, amor de mi vida...un día desperté y vi claro que lo sencillo era abrazarte todo el rato.
Y eso paso cuando deje de creer que yo no era digna de ti como mismo sé que trabajo mejor si creo profundamente que soy digna de ese trabajo...