domingo, 14 de enero de 2018

¡¡ Ojalá ya nos haya llegado la hora!!

Y la vida es cambio, así que al menos sabemos que nada es para siempre.
Eso si, no sabemos que nos espera...pero nada es para siempre.

«Para evolucionar, primero hay que creer en una locura»

«No hay que pensar para cambiar. Ya te ha llegado la hora»
Carlos Baute

Leído así todo de corrido puede parecer un cartel de esos que nos llegan por medio de alguna red social y que en el momento de leerlo uno siente como un pequeño impulso de empoderamiento y dice...voy a pensar así, porque es así de fácil.

Pero para nada es fácil para muchos de nosotros, aunque hay gente ya muy despierta para la que sí lo es...

Son pensamientos que se nos olvidan como el que va a supermercado convencido de lo que va a comprar y se vuelve sin los ''huevos'', en toda la amplitud de su palabra.

La revelación un día de repente es que todos tenemos miedos ocultos que nos alejan de la verdad de quienes somos, por ejemplo el miedo tan traicionero a quedarnos solos.

Hay un gran componente que ha alimentado este miedo desde que éramos niños.
Según fuera tu infancia, puede que descubrieras precozmente la emoción de quedarte sólo. Y muchos, yo incluida, creemos que con decirnos que nunca se está solo porque siempre te tendrás a ti mismo, ya abre el camino terapéutico a sentirte mejor. Pero es un poco más complicado que eso...porque de ti mismo también te puedes perder.
Esto no es un descubrimiento moderno, ni nada de lo que yo escriba sobre ello es nuevo, en el fondo todos lo sabemos o intuimos que el placer está en el piel con piel.

¿Para qué  íbamos los humanos por ahí desde el inicio de nuestra historia formando tribus, creando familias y encontrando una pareja con la que compartir caverna y cama?
Nuestro cerebro primitivo sigue teniendo esas mismas necesidades cavernícolas, ahí dentro sobre tu nuca están todos tus instintos en el mismo contexto desde entonces, sobrevivir juntos.

¿De dónde venimos con esta mochila tan pesada?
Pues seguramente de una infancia convencida de que "solo" es como te harías más fuerte y preparado para tu vida adulta. Y aunque te diera tanto miedo socializarte con extraños incluso antes de los 18 meses tras haber pasado el miedo a las noches largas sin tu tribu para hacerte "emocionalmente fuerte", puede que no superaras la prueba y sigas sufriendo por ese miedo de forma inconsciente pero creyendo conscientemente que es lo mejor para tus hijos volver a repetir el modelo educativo de crianza que conoces. 

Y es que con el resto de los mamíferos  nadie se plantea si serán unos malcriados blandengues de mayores "estando ahí todo el día colgados de sus madres y durmiendo acompañados con  adultos que duermen con un ojo abierto para proteger de los depredadores y ver si están calentitos e hidratados y alimentados, o colocarlos de nuevo en su sitio si se van a caer de la cama mientras les ofrecen el sonido del latido del corazón." (qué risa, hay mucha gente que compra corazones de plástico en forma de video cámara, por ejemplo, a los que llaman "aparatos beneficiosos para la seguridad," olvidando que tenemos uno nuestro de verdad...).
He tenido que oír tantas veces a humanos que con media sonrisa de esa de
"te voy a decir una cosa que tu no sabes"..."¡no somos animales!". (En el peor de los casos he llegado a leer, "no somos un animal mamífero".
Mi cara:Emoticono de cómo te lo explico...

Pero tú, yo y muchos de nuestra edad y de la de ahora...nos fastidiamos porque nos han querido "educar" desde cuando solo sabíamos que eramos una boca salvavidas con la que nos agarrábamos al mundo para no quedarnos solos, además de su segunda función instintiva...alimentarnos.

Pues como dije, como todos sabemos, y como todos olvidamos...la vida no es para siempre. Pero usamos mal esa definición, porque  «nada es para siempre» no significa sólo que con toda seguridad un día moriré, sino que lo usamos  esperando un cambio que nos hará felices. Y tras ese cambio, por favor, ¡que sea para siempre Diosito!
En ello se nos va la vida, yendo de un lado a otro para cambiar, pero repitiendo los mismos hábitos, esquemas internos viejos que incluye hasta cómo agradecemos mal  la vida....sabiendo como sabemos que no es para siempre.

Vivimos con miedo a perder lo que sabemos, lo que tenemos, lo que nos acompaña, pero sin tiempo suficiente de amor para valorar lo que sí se tiene como apoyo para seguir adelante optimistas y seguros, porque se nos hace difícil...(quizás cuando tuviste a tu hijo te sentiste así de perdida, o si has tenido una enfermedad que te haya parado y destetado de todo lo que eras).

Hay una gran diferencia entre nuestro miedo tóxico y aquella adrenalina de supervivencia primitiva que era alerta y control del que te cuida, ésta última no era un trauma por haberte quedado sólo de verdad desde tu nacimiento.
Todas las mujeres al parir tienen miedo de repente y no lo comprenden porque ellas creían que estaba todo bajo control, a ese miedo sano del que te cuida me refiero, al que tiene mucha posibilidad de desaparecer si nos aferramos y sincronizamos con el cuerpo de nuestros hijos mientras los demás nos protegen.

¿Que es una locura dormir con nuestros hijos ahí todos en manada, socorriendo del frío y de la vulnerable noche, despertando juntos babeados y sudados, sonrientes de calma, seguros y protegidos sabiendo respirar relajados y bien?
Pues será locura, pero quizás haciendo esa locura evolucionamos a un mundo mejor, con menos traumas y fortalecidos en el caso de que por desgracia un día nos toque la soledad física y emocional verdadera, porque todo ese amor seguro que te dieron es el que te refuerza. Esto es bien diferente a vivir mal acompañándote porque siempre, incluso bien acompañado...te sientes aterrado ante la posibilidad de estar solo como cuando dormías solo, por ejemplo. 

Creo en mi locura, al menos lo intento tras haber sentido todo esto que te cuento y seguir en el trabajo personal continuo de colocarme donde respirar mejor y creo que he dado algún paso con mis hijos aunque no fuera perfecto, pero sé que la semilla del cambio está y que mis nietos ya no van a repetir mis  miedos arrastrados desde mi precoz soledad y muchas de sus consecuencias, porque mis hijas no entienden otra forma de dormir que la de compartir.
Mientras, a los que nos toca, seguiremos hablando de esto promocionándolo gracias a nuestras experiencias...porque "mi locura" quizás sea hacer ese primer paso de evolución emocional. ¡¡Ojalá ya nos haya llegado la hora!!

Ahora, si pudiste con tu curiosidad pincha el enlace, no dejes de creer en la magia...y gracias por leerme.

Ejercicio de reparación (porque todo es reparable si despertamos a tiempo):
1- Esta noche, y si tus hijos aún están en edad de querer jugar contigo a las acampadas, porque ya te dije que nada es para siempre, haz de tu cama una caverna y duerman juntos hechos un nudo. ¡¡¡Respíralo y siente sin miedo!!!
2- Al despertar baila, salta en tu cama...ríe contigo, ríe con ellos.

Elena Thomsen.